Pintores en su marco

COMENTARIOS DE ANTONIO ABAD A LA OBRA EXPUESTA EN LA SALA MARIA VICTORIA

Mayo – Julio 2022

Los límites determinan el sentir del espacio. Fijan su rumbo. Cobijan la dimensión secreta de lo que nos rodea. Tal es así que la línea solo existe como una elucubración, pero no siendo verdadera, ni real, está ahí, en el cuadro, señalando el vacío o la duda de su propia existencia. Se dice esto para reconocer que más allá de este discurrir geométrico se adivina –a la vuelta de una esquina– una calle que no se sabe a dónde va, o quizás sí lo sepa Verónica Romero que ha dispuesto la confluencia de dos escuetos planos para ocultar algún misterio, y al mismo tiempo ha tenido que abrir una rendija en una pared (una precisa y delicada raya) por donde tampoco se puede mirar nada. Todo como si fuera la insinuación de algún sueño donde solo las formas y el color determinan la sencillez de un mundo que parece vacío y que, sin embargo, alguien atravesó esta calle silente y se ocultó en las sombras mientras unos ojos detrás de esa minúscula ventana lo vieron pasar. Verónica Romero sabe quién es, lo sabe y se lo calla, y se limita únicamente a pintar el sonido de sus pasos.

Antonio Abad

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