Magdalena Luque – Creación y Desafío
¿Qué espera el hombre actual de ese potencial arquitectónico de las grandes ciudades, que él ha creado en el pasado siglo?
Conceptual y técnicamente son un ejercicio de dominación sobre este planeta y sabemos todos que arrastran el orgullo dominador racionalista, que los clásicos griegos ya se encargaron de sublimar.
La primera vez que paseé en coche abierto por la 6ª Avenida, en Manhattan, era joven y veía poderío hacia las alturas, entreviendo estrechos cielos. La dinámica de la velocidad, el espacio “limitado” hacia arriba, y otras cosas más, me hicieron pensar: ¡Qué grande es el poder del hombre sobre la tierra!
Era una muy pobre percepción de un hábitat. Hoy también provoca doloroso pensamiento.
Por el contrario, las reflexiones de Verónica G. Romero, ante las ciudades del mundo que conoce debido a sus numerosos viajes y que constituyen fuente actual de potencial creativo, nacen de una originalísima interiorización del mundo de la arquitectura moderna.
Verónica no quiere ser dominadora ni dominada y lo hace con la mejor de las éticas para un artista, que es la libertad.
Por ello, produce sus cuadros, reconduciéndolos con sus propias energías y sentimientos. Se conjuga esto, con la inspiración recibida de arquitectos, como Mies van der Rohe, Le Courbusier, Sullivan, Frank Lloyd Wright, Louis I. Kahn, Robert Ventura, Denise Scott Brown, Minoru Yamasaki, Frank O. Gehry y otros. Ellos la apoyan ( yo diría que técnicamente) para que esta artista construya su propio edificio interior en el que las estancias, vistas desde ventanales, sorprenden: Son los cuadros de Verónica G. Romero.
Estamos ante una artista que sabe, con un lenguaje personalísimo, darnos un mensaje independiente, y esperanzador. Y es que no se deja arrastrar por los impactos visuales de los demás, sólo los aplica, muy oportunamente, en rica síntesis con sus postulados internos.
Por esos, la línea, la simplificación, el color, las composiciones perfectamente estructuradas dan lugar a cuadros, hijos, en suma, del equilibrio personal y de la paz.